En todo por la oración: una técnica inagotable para el éxito espiritual

Iglesia Presbiteriana Pacto de Cristo

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”

— Filipenses 4:6

El verdadero éxito de cualquier iglesia será la oración. Podemos engañarnos fácilmente, pero nuestra pureza, nuestro poder, nuestra espiritualidad y nuestra santidad serán paralelas a nuestra oración. Piense en un gráfico que a los empresarios les encanta y póngalo aquí y tenga dos líneas en zigzag a través de él. Uno marca "oración", la otra marca "espiritualidad", incluida la pureza, el poder y la santidad. Encontraría que esas dos líneas en el gráfico serían paralelas entre sí casi perfectamente. Porque mi espiritualidad dependerá de si hago todo orando o si creo que puedo hacerlo solo. Ahora, me gustaría decir esto y espero que se tome bien: nadie tiene ningún derecho bíblico para enseñar una clase de escuela dominical que no lo haga por oración. Si no es un hombre de oración, no debería ser un hombre de enseñanza. Ningún hombre puede enseñar algo que no es. Puede tratar de enseñar algo de verdad, pero no le hará ningún bien y tampoco puede hacer ningún bien a nadie más.

El maestro debería ser una persona de oración. Nadie debe dirigir un departamento de escuela dominical a menos que sea una persona que ora. Nadie debe buscar aconsejar a otros a menos que sea una persona que ora. Nadie debe servir ni siquiera en la capacidad más humilde de ninguna iglesia a menos que sea una persona que ora. Nadie debería servir en las mesas a menos que sea una persona que ora. Quien no practica la oración al menos con cierto grado de regularidad nunca debe ser aceptado en ninguna iglesia como diácono o anciano.

Los diáconos y los ancianos deben ser elegidos porque son personas espirituales, y si no son personas que oran, no son personas espirituales.